Jorge tiene 51 años. De estatura y contextura media, este profesional acostumbra a levantarse temprano por la mañana para, luego de ducharse, partir al trabajo en la empresa que lo ve llegar todos los días desde hace 25 años atrás.
A pesar de mostrar siempre la mejor disposición para realizar tareas ya sea en su trabajo como en el hogar, este hombre comenzó a sentir que el cansancio provocaba algunas alteraciones consideradas “extrañas”, pues la ansiedad, irritabilidad y desazón eran la tónica en su diario vivir desde hace un tiempo y le hacían pensar en que un cuadro de estrés le estaba afectando.
“¿No te estará llegando el viejazo?”, le preguntaban en tono de broma algunos de sus compañeros de trabajo. Y es que alterarse
frente a cualquier situación era extraño en alguien que siempre tenía una sonrisa a flor de labio. “Es sólo cansancio. Con algunos días de descanso pasará”, prometía Jorge.
Esos días no llegaban. Horas extras y variados trámites mantenían ocupado a este hombre, quien con el transcurso de los días, sintió que su cuerpo le estaba pasando la cuenta: diagnósticos como estrés y una eventual depresión lograron que el trabajador comenzara a pensar más detenidamente en su actual escenario.
Estas prescripciones sin embargo, no pertenecen a lo que realmente Jorge estaba padeciendo, sino que son parte de la andropausia, fenómeno en el cual los varones disminuyen los niveles de testosterona, tal como sucede con las mujeres y los estrógenos en la menopausia. No obstante, en los hombres los síntomas no son tan evidentes y por lo tanto pasan muchas veces como trastornos emocionales.
Si bien la andropausia no tiene una edad determinada de inicio, sí se sabe que es entre los 40 y 55 años donde la aparición de este trastorno se manifiesta en los hombres, produciéndose algunos cambios tanto en el organismo como en la psicología de quien la padece.
La psicóloga de Clínica Dávila, Carmen Gloria Soto define a la andropausia como “el proceso por el cual las capacidades sexuales del hombre, entre otras funciones orgánicas, merman con la edad como resultado de los bajos niveles de testosterona en el organismo”. Sentencia que en términos clínicos, “(la andropausia) corresponde a un hipogonadismo hipogonadotropo asociado al envejecimiento”, es decir, a la condición en la cual la hipófisis no segrega suficiente cantidad de hormonas gonadotropinas para estimular a las gónadas.
De esta forma – y aunque se trate de un proceso que va de la mano con el paso de los años – la andropausia es considerada como “estados que eliminan o disminuyen de forma amplia la capacidad sexual y la imposibilidad de continuar viviendo una sexualidad plena”, como explica Pablo González, psicólogo de Clínica Vespucio.
En esta misma línea el especialista dice que si bien es cierto, pueden existir cambios hormonales que resultan claves en la alteración de las funciones normales del individuo, “el factor psicológico tiene un peso significativo en los cambios efectivamente producidos”, por lo que los malestares muchas veces considerados síntomas de estrés o cansancio, incidirán en el comportamiento que el paciente tenga frente a este proceso. |