Una de las características principales de los seres humanos es la búsqueda continua de respuestas frente a sucesos que se manifiestan a nuestro alrededor. Desde pequeños nos hacemos peguntas acerca de todo lo que nos rodea y a partir de eso, vamos experimentando y adquiriendo nuevos conocimientos.
La matronatación tiene mucho que ver con las sensaciones y la experimentación. A pesar de que venimos desde un ambiente líquido – el del vientre materno – no tenemos mayor acercamiento con lo acuoso, esto sin tomar en cuenta las visitas a la playa o la piscina. Aprender a nadar no es cosa de todos y esta actividad puede ser el comienzo.
Hay muchos papás que toman la decisión de llevar a sus hijos pequeños a estas clases, las que para la profesora de la Escuela de Actividades Acuáticas, Erica Secches, no se tratan de un deporte o disciplina: “esas son palabras muy grandes si pensamos en niños tan pequeños, menores de tres años. Mejor diría que es una actividad, enfocada desde lo lúdico y lo amoroso de la relación padres-hijo”, afirma.
La idea es que los lactantes se relacionen con el agua en forma “amistosa” y que para ello se sientan tranquilos y en confianza. Para lograr este cometido, las jornadas se realizan en conjunto con los padres y según el profesor de educación física, Juan Luis Campusano Elzo, “son ellos los que hacen las clases”.
El educador agrega que es importante la realización de actividades como éstas, “el medio acuático es completamente distinto, donde puedes volar, darte vueltas. Es tan amplio como no te lo imaginas”, cuenta para Punto Vital.
Además de la función lúdica que compromete la matronatación, otro beneficio tiene que ver con el control de la apnea. Campusano comenta al respecto que, “tiene todo un fundamento: hay que llevar la lengua hacia atrás y arriba. Los chicos no saben hacer esto y de ahí vienen técnicas como la del soplido en la cara antes de sumergirlos al agua”.
En tanto, Erica Secches manifiesta que – como en toda actividad física - también pueden apreciarse efectos favorables sobre el desarrollo muscular de los pequeños, pero al mismo tiempo advierte que la influencia de la matronatación “no es tan ambiciosa”, pues la actividad se desarrolla tan solo una vez a la semana, lo que constata que su mayor propósito es el de explorar este espacio y estrechar los lazos afectivos con los papás y el entorno que los rodea. |