Hacer funcionar nuestro cuerpo desde que abrimos los ojos por la mañana pareciera ser un suplicio, sobre todo para aquellos a los que les cuesta más ‘despegarse’ de las sábanas. El hecho de bajar los pies de una cómoda y tibia cama, pararse al baño y ducharse, puede demorar varios minutos, por lo menos hasta darse cuenta que un nuevo día llegó.
Además de la modorra, existen otras complicaciones que pueden ser solucionadas a través de pequeñas rutinas, las que permiten – entre otras cosas – mejorar la circulación sanguínea, la elasticidad de la piel, sentir el cuerpo descansado y un poco más alejado del estrés y la contención emocional.
El kinesiólogo de la Universidad de Chile, Juan José López Abad, entrega a Punto Vital una serie de actividades muy fáciles de realizar. Comenta que cualquier persona está libre de acceder a ellas y que sus beneficios serán mucho más palpables cuando son complementados con otras acciones saludables, como una buena nutrición y constante actividad física.
La primera indicación que entrega el especialista es no levantarse de inmediato cuando se despierta, “comienza primero a estirarte; eso que muchas veces hicimos cuando niños y que olvidamos cuando adultos. Empuja los pies hacia abajo y las manos hacia arriba y muévete dentro de la cama, eso no te tomará más de un minuto”, asevera.
Luego de esa simple acción, Juan José López dice que para quien no está habituado a una rutina de ejercicio matinal, la segunda etapa será la de dirigirse al baño para tomar una ducha.
La idea aquí es crear una oposición en la temperatura del agua, “un contraste entre lo caliente y lo frío”, afirma. Esta acción será antecedida por un baño normal con agua templada y posteriormente, “antes de salir, se le pide al paciente que cierre completamente el agua caliente y dejen la fría correr por su cuerpo, algo rápido, sólo una pasada. Eso logrará activar rápidamente todo el funcionamiento metabólico. Es una gimnasia vascular espectacular”, sentencia.
A modo de graficar la facilidad y rapidez de estas rutinas, López Abad explica que algo tan simple como secarse con la toalla también tiene sus beneficios, eso sí, sabiendo cómo hacerlo. Al respecto comenta que “el secado tiene que ser activo, en forma muy vigorosa para crear un masaje y activar la circulación sanguínea”.
El profesional además recomienda en esta etapa usar un guante de crin, con el cual realizar pequeñas fricciones en forma circular por la piel. La frotación debe ser rápida y sobre la piel seca. “Esto favorecerá la vascularización superficial de la dermis y por lo tanto es muy recomendado para quienes deseen reducir, tonificar y mejorar el estado de la piel”, explica.
Sin duda, la utilización de las cremas da para amplias conversaciones: ¿cuál elegir?, ¿qué características deben tener?, ¿hay marcas que son mejores que otras? Y en el caso de la ropa – que para algunos no es más que una prenda para colocarse encima – el kinesiólogo se refiere a cómo utilizar ambos productos, pues de esto también depende gran parte de la salud.
Según sus palabras, el mejor momento para la utilización de una crema es cuando la piel está “activa”, es decir, luego de terminar con el secado. “En las extremidades inferiores, la aplicación debe ser de distal a proximal (de extremo a raíz) y en forma recta, ya que como la dirección del crecimiento del vello es hacia abajo, entonces ir en contra de eso permite la buena penetración de los cosméticos”.
“Luego vuelves a la cama, es momento de vestirse”, continúa Juan José López. En el caso de las mujeres, lo más recomendable serán las panties especialmente creadas para proteger a las piernas de las várices. La mejor manera de colocarlas es a partir de los dos pies en forma de calcetín para luego, estando recostada sobre la cama, apoyar las piernas contra la pared y subirlas hasta la cadera. “Es la mejor manera de ponérselas porque de esa forma las estás colocando en el mismo volumen que las extremidades”. |