No es fácil cambiar el régimen alimentario de la noche a la mañana. Este es un proceso largo que, sin duda, implica importantes transformaciones en la rutina diaria de grandes y chicos.
Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de alimentación saludable? Básicamente corresponde al consumo balanceado de alimentos que aportan los nutrientes esenciales (minerales, vitaminas y proteínas) para el buen funcionamiento y condición saludable del organismo. Tal es el caso de las hortalizas, frutas, lácteos, carnes magras, cereales integrales y aceites vegetales.
Lamentablemente, los patrones alimentarios de la población infantil muestran un creciente consumo de otro tipo de alimentos, aquellos que transportan calorías vacías o que no contribuyen a la salud del organismo y que corresponden en general a golosinas, galletas, dulces, bebidas azucaradas, facturas, y algunas comidas rápidas. Tales alimentos deben ser consumidos sólo de manera ocasional, privilegiando siempre un régimen de alimentos más saludables.