La adopción de hábitos de vida saludable y una dieta equilibrada, en la que prime la calidad de los alimentos, es la mejor manera de enfrentar la obesidad, uno de los más importantes factores de riesgo cardiovascular.
Así una dieta saludable para el corazón se caracteriza por ser alta en fibras, con baja presencia de grasas y aceites (sí se prefieren grasas insaturadas), bajo nivel de sodio, rica en antioxidantes y baja en consumo de azúcar y bebidas alcohólicas.
La fibra dietética permite una mejor digestión, reduce el colesterol sanguíneo, ayuda a controlar la diabetes -pues retarda la absorción de azúcar-, produce mayor saciedad y dificulta el desarrollo de ateroesclerosis.
Se recomienda comer al menos 3 porciones diarias de verduras y 2 de frutas de distintos colores, consumir legumbres y cereales integrales (arroz, fideos, pan integral), a la vez que disminuir el consumo de cereales refinados.
Aunque el consumo de grasas “saludables” es necesario para el organismo. Se debe reducir el consumo de grasas saturadas de origen animal y vegetal (carnes rojas, mantequillas, crema de leche, etc) porque aumentan el nivel de colesterol.
Por el contrario, las grasas no saturadas como los ácidos grasos Omega mejoran la elasticidad de las paredes arteriales y por ende, la circulación arterial, entre otros beneficios. La sustancia Omega-3 se encuentra especialmente en pescados grasos, aceite de cánola y oliva y semillas de soja y lino.
Atender el nivel de sodio en las comidas, reduciendo el consumode la sal de mesa y evitando en lo posible comer alimentos procesados.
Para disminuir los riesgos de patologías cardiovasculares resulta importante además ingerir alimentos que contengan sustancias antioxidantes, tales como vitaminas y algunos componentes vegetales. Entre los antioxidantes se cuentan la vitamina E (aceite vegetal, frutos secos, germen de trigo), vitamina C (cítricos, coles, tomate), licopeno (tomate) y betacaroteno (zanahoria), compuestos fenólicos presentes en vegetales (uva, té, verduras y frutas), minerales (zinc, selenio) y compuestos azufrados (verduras coles, cebollas, ajos)
Por último, se recomienda disminuir el azúcar de la alimentación y cambiarlo por edulcorantes, a la vez que eliminar el consumo de alcohol que, junto a los alimentos grasos, es en parte responsable del aumento de colesterol y de la obstrucción de las arterias. |